Hablemos de los besos
La dulzura de un besito. Los cotidianidad de un pico. El calentón de un morreo. El frenesí de dos lenguas.
Sí: hablemos de los besos.
Si te paras a pensarlo, besar es raro. Pongo la boca sobre la tuya. Movemos los labios, incluso la lengua. Si fueras un extraterrestre y no supieras lo que es un beso, te parecería un ritual de lo más extraño.
Sin embargo, es una de las cosas más naturales que podemos hacer. Besar es nuestra forma de demostrarles afecto a los amigos, a la familia y, por supuesto, a los amantes.
Hay besos de todo tipo pero, en este artículo, nos centraremos en los que tienen un objetivo romántico y sexual.
Vamos a ver si podemos disipar todas las dudas que siempre has tenido sobre los besos.
Toda una ciencia
Besar es un arte. Pero también es una ciencia llamada filematología.
El término proviene del griego, de φιλεμα-ατος (beso) y λόγος (ciencia); significa, literalmente, la ciencia del beso. Arte o ciencia, sea lo que sea, a mí me acelera el corazón. ¿Hay algo más intenso que un beso apasionado?
Mucho más que dos
Dos personas que se besan intercambian todo tipo de bacterias y organismos. Cuando te enrollas con alguien apasionadamente, puedes llegar a pasarle hasta ochenta millones de bacterias y de microorganismos nuevos.
Besar a alguien es como tomar un probiótico oral, porque puede aumentar la variedad de bacterias del microbioma oral y reforzar por tanto el sistema inmunitario. Por supuesto, siempre que los que se besan no estén inmunocomprometidos.
Junto con los organismos se intercambia también una media de nueve mililitros de agua en el proceso. Al igual que los besos, la ciencia puede ser fascinante. Y anda que no mola.
Hormonas felices
Besar activa una cascada de hormonas y endorfinas como la dopamina, la oxitocina y la serotonina. Incluso puede reducir los niveles de cortisol y reducir inmediatamente el estrés.
Además, la saliva también contiene testosterona, que pone en marcha el motor si quieres ir más allá de los besos.
Labios en acción
Los labios han sido diseñados para dar y recibir placer, por eso son una de las zonas más sensibles del cuerpo humano. La piel de los labios es extremadamente fina, y además en la zona se concentran gran cantidad de receptores nerviosos. Por eso incluso el beso más suave puede ponerte la piel de gallina.
El mejor ejercicio
Besar es una forma estupenda de activar los músculos de la cara y de la boca. Uno de estos músculos se llama orbicularis oris (músculo orbicular de la boca).
Orbicularis viene de orbis (círculo), porque es el músculo que permite redondear la boca y fruncirla. Por eso también se llama «el músculo del beso».
Con tanto músculo arriba y abajo, resulta que besar quema hasta veintiséis calorías por minuto. ¡Ponte en forma!
Como si necesitaras una excusa para dar besos…
Dulce unión
Un beso con lengua se suele llamar «un beso francés». ¿Pero por qué? ¿Cómo lo llaman los franceses?
Aunque son bastante liberales en su visión del romance y del sexo, los franceses dicen que besar con lengua es besar con el alma, porque es como si tu alma se fundiera con la de tu amante.
¿Te suena?
No solo lo hacen los humanos
No somos los únicos que nos besamos.
Se ha demostrado que los bonobos y los chimpancés se besan y abrazan después de una pelea, como una forma de reconciliación.
Los bonobos también besan con la lengua como nosotros, mientras que los chimpancés se besan en la boca, pero sin lengua.
El cuerpo sabe lo que hace
Besar despierta la intuición. El amor verdadero se demuestra con un beso. Aunque eso suene a cuento de hadas, es verdad que cuando besas a alguien por primera vez descubres muchas cosas.
Puede ser un «puaj, no, gracias» o tal vez un «venga, vale, tengo curiosidad» o un «SÍ, SÍ, SÍ, DAME MÁS». Sea cual sea la reacción, un beso te dice muchas cosas. Por ejemplo, hacia dónde quieres que vaya (o no vaya) la cita o la relación.
Pero no solo es una intuición. Al intercambiar saliva intercambiamos también muchas feromonas. Las feromonas nos ayudan a detectar cuál es nuestra mejor pareja biológica. Incluso si no tenemos ninguna intención de reproducirnos.
Por supuesto, se trata de un dato muy heteronormativo, que no explica la diversidad de la sexualidad humana.
No dejes de besar
Besar es una de las herramientas más poderosas que tenemos para establecer una conexión física.
No sé tú, pero con tanto hablar de esto tengo más ganas de besuqueos que nunca.
¡Muac! ¡Muac! ¡Muac!
La pasión de Natasha por la salud reproductiva comenzó a sus catorce años, cuando presenció el nacimiento de su hermana menor. Sus increíbles experiencias como matrona le han permitido desarrollar su conocimiento en el maravilloso mundo que existe entre el parto y el embarazo. Ella se considera una activista de partos. Usa la escritura como una herramienta educacional para crear un cambio en cómo percibimos la salud reproductiva.