Todo sobre el stealthing
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En los últimos años, se ha generado una gran alarma social por el aumento de casos de stealthing (es decir, quitarse el preservativo con sigilo durante la relación sexual sin el consentimiento ni conocimiento de la otra parte); una ofensa sexual con graves consecuencias físicas, psicológicas y emocionales para las víctimas.
Por fortuna, el stealthing está tipificado como delito en países como Alemania, Reino Unido, Suiza o Canadá y considerado agresión sexual en la Jurisprudencia Española desde mayo de 2024.
¿Cuáles son las características del stealthing? ¿Por qué se quitan el preservativo? ¿Qué consecuencias tiene para la víctima?, ¿y para el agresor? ¿Cómo puedes prevenirlo? ¿Qué debes hacer si te ha pasado?
Qué es el stealthing
El stealthing (que traduce «con sigilo» o «sigilosamente») es la práctica de quitarse el preservativo durante una relación sexual, sin el consentimiento de la otra persona y mediante engaño, ya que se le hace creer que sigue usándolo.
El término fue acuñado por la abogada estadounidense Alexandra Brodsky en un artículo publicado en el Columbia Journal of Gender and Law (la revista de la Universidad de Columbia de Género y Derecho), en el que reveló que la clave del stealthing («muy habitual, especialmente entre personas jóvenes y sexualmente activas») es ese engaño que vulnera el consentimiento y la confianza del otro participante en las relaciones sexuales, atentando contra su libertad e indemnidad sexual; «si alguien da su consentimiento a un acto sexual específico con el uso de anticonceptivo y tú cambias los términos de ese acuerdo en medio del acto, eso es una ofensa sexual».
Requisitos del stealthing
La Audiencia Provincial de Madrid, que condenó a dos años de cárcel por un delito de abuso sexual a un hombre que mantuvo relaciones sexuales sin preservativo con una mujer, a pesar de que habían pactado usarlo, señaló que era un caso de stealthing o «la retirada subrepticia, en prescindir o no usar el preservativo durante todo o parte de una relación sexual, pese a haber sido pactado o impuesto por la pareja como condición para prestar el consentimiento».
Es decir, la mujer prestó su consentimiento a tener relaciones sexuales con él porque habían acordado usar preservativo; al retirárselo con engaño, el hombre vulneró ese consentimiento y la mujer mantuvo (sin saberlo) una relación no consentida que atentó contra su libertad sexual (ya que, de haberlo sabido, se hubiera negado a empezar o continuar con la relación sexual).
Por lo tanto, para que esta práctica sea considerada abuso sexual (agresión sexual en la actualidad) es necesario que las dos personas acuerden usar preservativo y que el hombre se lo quite durante el acto, sin el consentimiento de la otra parte, con «engaño, ocultación o sigilo», fingiendo que todavía lo lleva puesto.
Consecuencias jurídicas del stealthing
Aunque no hay un artículo concreto del Código Penal español que tipifique el stealthing, se han dictado más sentencias aparte de la anterior que lo han considerado un abuso sexual, pero había poca Jurisprudencia sobre esta práctica y solía centrarse tanto en la falta de consentimiento como en los riesgos para la víctima, tanto físicos (embarazo/ITS) como psicológicos o emocionales; de ahí que sea tan importante que el Pleno de la Sala Segunda del Tribunal Supremo haya declarado, por unanimidad, que es una práctica delictiva, equivalente a una penetración sin consentimiento, porque sienta Jurisprudencia y tras la aprobación de la LO 10/2022 y su modificación posterior por LO 4/2023, el abuso sexual pasa a agresión sexual (en este caso, sin violencia ni intimidación).
Además, la sentencia del Tribunal Supremo añade que el consentimiento otorgado para una determinada práctica sexual «no puede extenderse unilateralmente por el otro (…) a distintas prácticas o relaciones, que dejarían de ser consentidas», por lo que el Alto Tribunal amplía el concepto de que el consentimiento debe ser expreso en cada práctica sexual (no solo en el uso del preservativo) y actualizado.
Por otro lado, el stealthing puede ser castigado como un delito de lesiones si la persona tiene una ITS, lo sabe y se quita el condón, contagiando a su pareja.
Causas del stealthing
Aunque esta práctica de quitarse el preservativo sin consentimiento es antigua, el tema ganó popularidad en 2021, cuando el influencer Naim Darrechi presumió en las redes sociales de engañar a sus parejas diciéndoles que era esteril, para no usar preservativo. ¿Por qué? «No puedo, me cuesta mucho con el condón. Entonces, nunca lo utilizo. Hasta que un día dije: “Tío, es raro que no haya dejado embarazada a ninguna así tantos años”».
«Me cuesta mucho con el condón»… la excusa típica de los hombres cuando quieren convencernos de no usar preservativo, «no siento nada», «no me gusta», «me aprieta». Considerando que el grosor de preservativos como HEX (el más fino del mercado) es de 0,045 mm (dos veces más fino que un cabello humano), que puedes quedarte embarazada y que las secuelas de una ITS pueden ser graves, la excusa es indignante.
Y si analizamos la segunda parte de su declaración, se intuye otro de los motivos clave de quitarse el preservativo sin el consentimiento de la mujer: el derecho (y orgullo) de «esparcir la semilla».
Para realizar el estudio publicado en 2017, Alexandra Brodsky analizó los comentarios de los hombres que alentaban a otros (en foros y redes sociales) para que se quitaran el preservativo sin el consentimiento de sus parejas; el argumento principal era que eyacular dentro de la vagina de las mujeres es un «derecho masculino natural».
Un derecho, sí, con doble lectura: el «sabotaje en el control de natalidad», fenómeno que consiste en obstruir la anticoncepción (por ejemplo, agujereando el condón) empleada por una pareja sexual para obtener un embarazo sin que tenga conocimiento de ello ni lo consienta, y la idea patriarcal de la mujer como objeto con el que satisfacer el deseo masculino, sin voz ni voto, sin derecho a ninguna negativa, y, en el fondo, merecedora de un castigo (ya sea una ITS, ya sea un embarazo, ya sea la humillación de haber sido engañada) por disfrutar de su sexualidad. Es decir: el stealthing no deja de ser otra forma insidiosa de ostentación del poder, de someter al que se considera inferior, de castigo por su intento de rebelión.
Consecuencias del stealthing para la víctima
La consecuencia más evidente de quitarse el preservativo sin consentimiento es un embarazo no deseado o una ITS (gonorrea, clamidia, VIH…), con todo lo que ello implica a nivel físico y emocional; de hecho, las mujeres encuestadas por Alexandra Brodsky reconocieron que lo sintieron como un ataque contra su integridad sexual relacionado con esos dos temores.
Sin embargo, es muy importante remarcar otra consecuencia dañina y destructiva del stealthing: el sentimiento de violación. Una violación de sus cuerpos, de su autonomía, de su dignidad; una violación de lo más íntimo. Por ello, muchas víctimas de esta agresión necesitan terapia o tratamiento psicológico para superar el trauma, especialmente las que la sufrieron con amigos de confianza o pareja estable.
Cómo prevenir y afrontar el stealthing
Prevenir el stealthing
El consejo generalizado es que controles el estado del preservativo antes de iniciar la relación sexual (para comprobar que no esté agujereado) y durante la misma (para cerciorarte de que no lo ha retirado).
Considerando que puede quitarse el preservativo en segundos y que no siempre es detectable su buen estado, el mejor consejo es que seas tú quien lo lleve desde casa y se lo coloque. También puedes ponerte un condón femenino; como explicamos en este artículo («Características, ventajas e inconvenientes del preservativo femenino o interno»), es más ancho y fino que los preservativos convencionales, lleva más lubricante, proporciona mayor protección contra las ITS (como el Virus del Papiloma Humano), puedes introducírtelo mucho antes de la relación sexual y llevarlo puesto hasta 8 horas (antes de la eyaculación), sin que pierda efectividad.
Afrontar el stealthing
- Denúncialo inmediatamente. Si puedes, llama al 112 para que acuda la Policía; te protegerán, te proporcionarán ayuda médica y apoyo psicológico, y recabarán pruebas para el juicio. Cuanto más tardes en denunciar, más complicado será probar que te ha ocurrido. No dudes en hacerlo; sé que como mujeres arrastramos el peso de la culpa, del «somos exageradas o histéricas» cuando nos agreden, pero no podemos permitir que quede impune, ni por nosotras mismas, ni por las demás.
- Cúrate. Si prefieres no denunciar, pide cuanto antes la píldora del día después para impedir el embarazo, solicita pruebas para que detecten si te ha contagiado una ITS y busca apoyo psicológico y emocional, tanto por parte de profesionales como de otras víctimas de abuso y agresión sexual; hay muchas asociaciones que brindan herramientas para afrontarlo.
- Y, sobre todo, no te culpes; no te martirices pensando que podías haberlo evitado, que le diste pie, que tampoco es para tanto. Él es el culpable, él es el agresor sexual.
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Gema Bocardo. Licenciada en Derecho, escritora y redactora. Apasionada de la criminología, la psicología y la sociología, ahonda en sus artículos sobre la importancia de conocerse a uno mismo y a los otros, y desarrollar habilidades efectivas de crecimiento personal, comunicación y relaciones.