Las redactoras de Intimina te confesamos cómo fue nuestra primera regla

La primera regla o menarquia… ese momento mágico que señala el comienzo de la maduración de nuestro cuerpo y nos prepara para nuestra nueva vida como adultas.

A la mayoría de las mujeres, les baja la primera regla en cualquier momento entre los 11 y los 15 años; aunque algunas la tendrán antes o después, debido a razones genéticas o ambientales, incluida la vida que, simplemente, no siempre es justa. 

Y aunque, generalmente, la regla deja su huella (y su marca en la ropa interior) poco después del comienzo de la pubertad y de que empiecen a crecer los pechos, salir vello en las axilas y dar el famoso estirón que te permite mirar por encima del hombro (literalmente) a muchas chicas de tu misma edad, incluso la persona mejor informada puede encontrarse, bueno, no demasiado preparada para lo que realmente ocurre en la vida real.

Nos preguntaron a algunas redactoras de Intimina cómo reaccionamos cuando recibimos la primera visita del monstruo de las compresas, y esto fue lo que respondimos:

Maggie

De: EEUU

Primera Regla: 14

Recuerdo que me sentí muy incómoda con el tema. Cuando ese día regresé del colegio para decirle a mi madre que me había venido, lo primero que hizo fue darme una palmada en el brazo y soltar un «¡Felicidades!». Nunca volví a pensar en ello, pero ahora me doy cuenta de que era un ritual judío. (¡Fue una ligera bofetada, no te preocupes!) La mayoría de la gente probablemente pensaría «qué alivio bromear sobre la situación», pero recuerdo que me molestó mucho. Es más, después de trabajar para Intimina, es posible que me sienta demasiado cómoda hablando de mi período. Creo que es positivo… He recorrido un largo camino.

Daniela

De: España

Primera Regla: 13

Estaba lista. Vi el vídeo SexED en el colegio y sabía lo que pasaría… pero no estaba preparada para que me bajara en verano… ¡con pantalones cortos blancos! ¡Me fui a orinar y cuando vi mis pantalones di un respingo! Me encerré en el baño, temblorosa, y llamé a mi madre a gritos. Me dio una compresa y lloró de felicidad (y empezó a hacer llamar por teléfono a todo el mundo para contárselo, ¡a TODO el mundo!). Ahí fue cuando me enteré de que la sangre desaparece con el agua fría y que puedes recibir regalos en tu primer período, ¡sí!

Ana

De: EEUU

Primera Regla: 11

¡Pensé que me estaba muriendo! No se lo dije a mi madre, solo me asusté y escondí mis pantalones cortos en el cesto de la ropa sucia. Obviamente, los encontró. Mi madre es rusa y creo que nunca me había hablado de la regla. Ni lo hizo. Simplemente me dio compresas y me dejó leer las instrucciones para que lo averiguara por mi cuenta.

Kendra

De: Canadá

Primera Regla: 13,5

Después de mudarme a la habitación de mi hermana mayor cuando tenía 11 años, encontré un libro sobre la pubertad y mi madre me sugirió que debería leerlo. Tras hacerlo, comencé a esperar con impaciencia que la regla me viniera pronto. No fue así, no me bajó hasta que estuve en séptimo grado (que todavía era la escuela primaria en Canadá, así que estaba aterrorizada de que alguien me pillara con una compresa en los baños). Aunque sabía lo que era, me emocioné mucho y lloré cuando se le dije a mi madre, que no entendió por qué estaba siendo tan dramática, ¡y me dijo que me animara! Curiosamente, solo tuve la regla una sola vez. Unos 6 meses después, cuando estaba a salvo en la escuela secundaria, REALMENTE tuve el período y descubrí los horrores de los calambres y las fugas.

Jenna

De: EEUU

Primera Regla: 14

Todas mis amigas comenzaron a menstruar poco después de esa semana tan vergonzosa en quinto grado donde aprendimos todo sobre «las alegrías de la pubertad», pero yo me quedé atrás. Después de algunos años de escuchar batallitas sobre los calambres, el síndrome premenstrual y la marca favorita de compresas y tampones de todas las demás, estaba desesperada porque me bajara y  «unirme al club» de una vez.  Preparándome para el gran día, robé una compresa del alijo de mi hermana y la llevé en un pequeño bolsillo con cremallera de mi mochila mucho más tiempo de lo que era higiénico… por si acaso. Cuando finalmente tuve la regla, estaba emocionada de un modo que ahora encuentro divertido; creo que le conté a todas las niñas del colegio las buenas noticias.

Ainsley

De: Canadá

Primera Regla: 12

Fui la segunda de mi grupo de amigas, así que todas se mostraron un poco celosas. Estaba bastante preparada, pero casi me muero de vergüenza cuando escuché a mi madre decirle a mi padre que ya la tenía y a él, incómodo, responder que no quería saber nada del tema. Además, estaba demasiado asustada como para usar otra cosa que no fueran compresas durante los dos primeros años, así que tuve que dejar mi entrenamiento como socorrista, algo  por lo que todavía estoy enfadada.

Sarah

De: Australia

Primera Regla: 10

Recuerdo que me sentí aliviada cuando tuve mi primer período. Era una niña ansiosa y me había estado sintiendo mal todo el día, mi mejor amiga acababa de tenerla y la odiaba inconscientemente; además, me dolía la tripa y sentía mucho dolor de cabeza, por lo que pensé que tal vez me estaba muriendo. Así que, cuando a última hora de la tarde, me senté en el inodoro y vi la sangre, sentí alivio.

Sabía cosas sobre la menstruación desde hacía tiempo porque en Australia los tampones venían en cajas pequeñas con estampados florales. Había estado obsesionada con las cajas de tampones de mi madre durante años y ella nunca había rehuido decirme qué eran. De hecho, años atrás, había recibido una llamada de mi maestra de jardín de infancia después de que yo le hubiera contado a toda la clase cosas sobre los tampones.

Mi madre me enseñó a usar una compresa (para mi gran decepción; esperaba conseguir mi propia caja de tampones de inmediato). Ella me dejó en el baño y cuando salí estaba hablando por teléfono con la secretaria de mi padre diciéndole que me había bajado la regla y que mi padre tenía que llamar lo antes posible. Recuerdo haber sido muy consciente en ese momento de que algo estaba cambiando… algo digno de una llamada telefónica urgente, y me sentí avergonzada de que los adultos hablaran de mi cuerpo; de repente no estaba tan segura de que los períodos menstruales fueran simplemente cajas bonitas de tampones.

Thalía

De: Colombia

Primera Regla: 13

Tuve la suerte de tener mi primera regla cuando estaba en casa y de compartir el baño con mi hermana mayor, lo que significaba que tenía todo lo que necesitaba a mano. Además, me habían preparado en el colegio para ese momento, así que me alegra decir que todo transcurrió sin problemas y sin pánico. Para ser honesta, lo que más recuerdo es a mi madre abrazándome cuando se lo dije.

Brenda

De: España

Primera regla: Creo que sobre los 15 o 16

No recuerdo la edad exacta en la que tuve la regla por primera vez. Lo que sí recuerdo es que fue muy tarde y que cuando se lo conté a mi madre, me abrazó felicitándome («ya eres mujer», dijo), me dio compresas y se lo dijo a mi abuela y tías maternas (y supongo que a mi padre). También recuerdo la frase lapidaria que pronunció una de  mis tías: «Protege tu número Uno», que significaba, ni más ni menos, que mantuviera mi virginidad hasta el matrimonio. Eso fue todo por su parte. 

Por fortuna, mi otra tía comenzó a regalarme libros sobre educación sexual y puedo afirmar que, en este campo, todo se lo debo a ella. (Gracias, Chita. Te quiero). Puede que por eso me dedique a escribir sobre sexualidad; creo que la educación sexual es vital y no debe reducirse a compresas o al embarazo, sino que debe abarcar todo lo que rodea a un ser humano (psicología, filosofía, sociología, neurociencia…). 

No educar es un error. No aprender, también. Aprende, aprende siempre; así estarás preparada para protegerte no solo del embarazo y de las enfermedades de transmisión sexual, sino también del machismo, de la toxicidad, de la homofobia, de los abusos sexuales, del miedo a ser tú misma, de los tópicos que oprimen. Sé la dueña de tu destino.

Nosotras ya hemos contado nuestras anécdotas. Anímate y cuenta las tuyas en los comentarios. ¡Te esperamos!

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* Artículo original por Lane Baumeister

Traducido al español por:

Brenda B. Lennox

Brenda B. Lennox es el seudónimo de una escritora con varios premios literarios a su espalda. La máscara que le permite mostrar su lado más salvaje en textos eróticos que destilan crudeza no exenta de humor negro y poesía. La firma que avala su compromiso con la sexualidad y la salud femenina en artículos para medios como Volonté o Intimina.