Información sobre los acúfenos o tinnitus: un síntoma poco conocido de la menopausia

Menopausia | | Brenda B. Lennox

La menopausia es el momento de la vida de toda mujer en la que cesa su menstruación debido, entre otros motivos, a que su organismo produce menos estrógeno y progesterona. Durante la fase previa a este cese definitivo denominada perimenopausia (que dura, aproximadamente, siete años), pueden aparecer síntomas como irregularidad en las menstruaciones, sequedad vaginal, pérdida de cabello y aumento de vello facial, sudoración excesiva, sofocos, dificultad para dormir y cambios de humor. Estos síntomas pueden continuar tras la menopausia y además manifestarse otros como hipertensión, enfermedades cardiovasculares, osteoporosis, aumento de peso, hipotonía e hipertonía del suelo pélvico, dispareunia, disminución de la libido, reducción de la capacidad cognitiva (memoria, concentración), depresión, estrés, ansiedad y cansancio, entre otros.

Uno de los síntomas menos comunes son los acúfenos o tinnitus, un molesto trastorno que afecta a la audición. Aunque no hay ningún estudio que relacione la perimenopausia, menopausia y posmenopausia con la aparición de acúfenos, muchas mujeres han comenzado a sufrirlos precisamente en esas etapas de sus vidas. Por ello, en este artículo veremos qué son, sus síntomas, causas y hábitos que los agravan, así como una serie de consejos para prevenirlos y reducir sus efectos.

¿Qué son los acúfenos o tinnitus?

El tinnitus o acúfenos pueden definirse como un zumbido interno en uno o ambos oídos, de mayor o menor intensidad, temporal o constante, que los afectados describen como un silbido, pitido, tintineo, rugido, rumor o cliqueo.

Además de ser muy desagradable y molesto, el tinnitus puede producir síntomas como cambios de humor, irritabilidad, ansiedad, estados depresivos, dificultad para concentrarse, insomnio, desequilibrio, mareos y problemas de audición, incluyendo sordera.

Tinnitus y menopausia

Según los expertos, el factor principal por el que algunas mujeres experimentan tinnitus o acúfenos durante la perimenopausia y tras la menopausia son los cambios hormonales. La bajada de los niveles de estrógeno puede afectar a la presión arterial y al riego sanguíneo de los oídos; y los niveles bajos de estradiol pueden ser responsables de la confusión en la transmisión de señales de sonido desde el oído al cerebro, de ahí que también pueda afectar a las embarazadas.

Por otro lado, síntomas de la perimenopausia y menopausia como los períodos menstruales irregulares, el aumento de peso, el estrés, los sofocos, los sudores nocturnos, el sueño irregular y los cambios de humor pueden acentuar el problema, a lo que se suma el deterioro normal de la audición aparejado a la edad.

Factores que causan y agravan el tinnitus o acuófenos 

Además de los síntomas asociados a la perimenopausia y menopausia (y los cambios hormonales que acompañan al embarazo), los factores que causan y agravan el tinnitus o acúfenos son los siguientes:

Exposición a ruidos fuertes

Una de las causas más comunes del tinnitus o acúfenos es la exposición prolongada a sonidos muy fuertes en el trabajo (por ejemplo, fábricas y construcción) o en el tiempo de ocio (música fuerte en conciertos o en los cascos, disparos, petardos). En algunos casos, no es necesaria que la exposición sea prolongada, bastando un episodio concreto (un petardo o un concierto) para que el trastorno aparezca.

Fármacos ototóxicos

Los fármacos ototóxicos son medicamentos que causan daños en las estructuras vestibular y coclear del oído, como tinnitus o acúfenos, pérdida de audición, dolor, vértigo, mareo, ataxia (problemas de coordinación) y nistagmus (enfermedad que provoca un movimiento rítmico e involuntario en uno o ambos ojos). La Asociación de Personas Afectadas por Tinnitus (APAT) ha elaborado un listado de fármacos ototóxicos que puedes consultar en este enlace.

Por otro lado, determinados medicamentos antiinflamatorios, diuréticos y de quimioterapia se han asociado con brotes de tinnitus mientras se están tomando; consulta con tu médico si tu medicación actual puede provocar o agravar este trastorno, y los fármacos opcionales.

Exceso de cera o cerumen

La cera o cerumen en los oídos tiene la función de proteger los conductos auditivos de la suciedad, el polvo y el agua, que pueden dañar el tímpano y el oído interno; de inhibir el crecimiento de cepas bacterianas y algunos tipos de hongos; y de lubricar el canal auditivo, evitando la desecación de la piel y la formación de grietas que favorecerían el desarrollo de microbios.

Aunque el cuerpo suele expulsarlo de manera natural, en algunas ocasiones se acumula en el interior del oído y acaba formando tapones de cera que pueden producir cambios de presión que favorezcan la aparición de acúfenos (o su empeoramiento), así como dolor de oído, disminución de la audición, mareos y/o vértigos.

Si quieres evitarlo, no recurras a los bastoncillos de algodón, son poco efectivos y peligrosos. Por un lado, cuando los introducimos en los oídos, empujamos la cera al interior del canal auditivo, ayudando a que se forme un tapón y a que la suciedad, virus y bacterias proliferen; por otro, al limpiarnos podemos causar raspaduras (que favorecerán las otitis e infecciones de oído) y traumatismos, como la perforación de la membrana timpánica o rotura del tímpano. Lo único que debes hacer es secarte bien la oreja cuando te duches y si sientes que tienes un tapón, acudir al otorrino para que te lo extraiga de manera profesional.

Resfriado, gripe y alergias

El resfriado, la gripe y las alergias suelen producir un exceso de mucosidad que puede llenar las cavidades sinusales, provocando secreción nasal y estornudos que, a su vez, cambian la presión del oído, causando tinnitus o agravando los acúfenos.

Fumar

El tabaquismo es muy perjudicial para el oído. Por un lado, los productos tóxicos presentes en el humo del cigarrillo dañan a las células del oído medio y por otro, fumar constriñe los vasos sanguíneos y aumenta la presión arterial. Además, el tabaco acaba dañando al sistema respiratorio y debilita el sistema inmunitario, haciéndonos más propensos a catarros, alergias y exceso de mucosidad.

Bruxismo

El bruxismo es un trastorno que consiste en apretar o rechinar los dientes de manera involuntaria; esto acaba afectando a los músculos de la mandíbula, cuello y oído y puede causar tinnitus (y agravarlo), así como dolor y desgaste de los dientes.

Insomnio y descanso insuficiente

El tinnitus suele empeorar por la noche, ya que en la calma y silencio los acúfenos se perciben con mayor intensidad y resultan más molestos. Por otro lado, la falta de sueño y descanso provocan a su vez agotamiento, ansiedad y picos altos de estrés que agravan el problema. 

Estrés

El tinnitus por estrés es un zumbido o pitido continuo en el oído que aparece después de un tiempo sometido a una situación estresante. Aunque no hay suficientes investigaciones al respecto, algunos estudios señalan como factores la reducción del flujo sanguíneo y la hipertensión. Por un lado, el estrés reduce la circulación sanguínea al oído, por lo que las células de este acaban sufriendo daños que afectan a la audición; por otro, el estrés crónico causa hipertensión, uno de los factores principales de los acúfenos. A esto se suma la influencia del cortisol, la hormona que se libera como respuesta al estrés, que debilita el sistema inmunológico, predisponiendo a infecciones.

Además, el estrés y el tinnitus forman un círculo vicioso, puesto que el estrés favorece la aparición de acúfenos y los acúfenos provocan estrés. Según un estudio de la Universidad de Minia (Egipto), 75 de cada 100 personas diagnosticadas con tinnitus sufren estrés y según otro liderado por B. Mazurek, el 53,6% de los participantes con tinnitus afirmó que este había aparecido en un momento estresante de su vida y el 52,8% , que los acúfenos habían aumentado durante periodos estresantes.

Otras causas

  • Infecciones del oído (otitis) y los senos paranasales.
  • Cambios en la presión arterial.
  • Traumas en la cabeza, mandíbula y/o cervicales.
  • Tumores cerebrales.
  • Problemas cardiacos o vasculares.
  • Problemas de tiroides.
  • Problemas de las muelas del juicio.
  • Pérdida auditiva neurosensorial súbita (SSHL).
  • Enfermedad de Ménière.

Alimentos y bebidas que desencadenan y agravan el tinnitus 

La alimentación también influye en los acúfenos, pudiendo agravarlos. Prescinde de los siguientes alimentos si sufres tinnitus o, por lo menos, reduce su consumo al mínimo:

Sal

El exceso de sal eleva la presión arterial. Esto no solo perjudica a tus oídos, también aumenta el riego de sufrir accidentes cardiovasculares (infarto) y cerebrovasculares (como el ictus, primera causa de muerte femenina). Evita los alimentos con exceso de sal, como los aperitivos (patatas fritas, pipas), embutidos, alimentos procesados y comida «basura» (pizzas, hamburguesas, etc.). 

Por otro lado, si sufres hipertensión, los siguientes alimentos y bebidas te ayudarán a reducirla: nueces, semillas de lino, remolacha, pistachos, granada, alimentos ricos en omega 3 e infusiones de orégano, cola de caballo y diente de león.

Azúcar

El exceso de azúcar puede afectar a la presión arterial, dañar los vasos sanguíneos y alterar la composición de potasio y sodio en los fluidos del oído. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el máximo de azúcar diaria recomendada son 25 gramos (unas seis cucharaditas). Debes tener en cuenta que la cantidad de azúcar que consumimos no proviene solo de la que añadimos en casa a los alimentos (café, postres, etc), sino de alimentos y bebidas procesados (los fabricantes la utilizan tanto para endulzarlos como para conservarlos), como la bollería industrial, alimentos ricos en carbohidratos (como las pizzas precocinadas), los zumos envasados, refrescos, mermeladas, fruta en almíbar, salsas, golosinas e incluso lácteos. 

Mira bien las etiquetas y fíjate no solo en el azúcar o sacarosa, sino también en otros compuestos de azúcar añadidos como fructosa, glucosa, jarabe de maíz, miel, maltosa, jarabe, melaza, jarabe de arce o néctar de agave. Ten cuidado también con los sustitutos artificiales del azúcar o edulcorantes que contengan aspartamo, ya que perjudica gravemente a la salud. Acostúmbrate al sabor de los alimentos menos dulces, el exceso de azúcar no solo agrava los acúfenos, también aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes y sobrepeso y obesidad, entre otras afecciones.

Cafeína

La cafeína estrecha los vasos sanguíneos, eleva la presión arterial (que, como hemos visto, influye en los acúfenos) y aumenta el riesgo de sufrir otros trastornos graves de salud. Según la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), la cafeína puede ser parte de una dieta saludable ya que tiene algunos efectos beneficiosos, pero demasiada cantidad puede provocar síntomas como insomnio, irritabilidad, temblores musculares, taquicardias y problemas de micción (incontinencia, ganas de orinar frecuentes). 

¿Cuál es la cantidad máxima recomendada? Según la FDA, 400 miligramos al día en adultos, aunque dependerá de diversos factores, como tener especial sensibilidad a la cafeína, sufrir trastornos de salud concretos (presión arterial alta, problemas cardiacos) o consumir determinados fármacos o suplementos de hierbas (efedrina, teofelina, echinacea). Además, como vimos en este artículo sobre los peligros de los productos herbales, especias e incienso durante el embarazo y la lactancia, organizaciones como American Pregnancy Association recomiendan que las embarazadas eliminen el consumo de cafeína, porque les afecta tanto a ellas como al bebé.

Cuando midas tu consumo diario de cafeína, no te quedes solo en el café. Hay otros alimentos que la contienen (incluso en cantidades más elevadas), como los refrescos de cola, bebidas energizantes, té, mate, guaraná y chocolate negro).

Grasas

Niveles altos de colesterol malo o LDL y niveles bajos de colesterol bueno también aumentan el riesgo de sufrir hipertensión. Para proteger la salud de tus oídos y tu salud en general, evita los siguientes alimentos que aumentan el colesterol «malo»: comida rápida, carne roja, carne procesada (como las salchichas), embutidos y fiambres, panceta y tocino, paté y foie gras, casquería, productos lácteos de leche entera (incluyendo la mantequilla y los quesos grasos), marisco, yema de huevo, aceite de palma, bollería industrial, alcohol y alimentos procesados, fritos y con salsas preparadas. 

Por otro lado, si ya tienes colesterol «malo», los siguientes alimentos te ayudarán a reducirlo: soja y todos sus derivados (incluyendo la lecitina, considerada el alimento anticolesterol por excelencia junto con el aguacate), avena, frutas (aguacate, ciruelas, manzanas, naranjas, peras y plátanos), legumbres (soja, frijoles, garbanzos, habas, lentejas), verduras y hortalizas (ajo, berenjenas, espinacas, guisantes), frutos secos (en especial , las nueces de Macadamia, seguidas por las almendras, nueces y pistachos) y el té rojo. 

Potenciadores del sabor: Glutamato Monosódico

El glutamato monosódico (GMS) es un potenciador del sabor artificial que se añade a cientos de productos (comida rápida, aperitivos, salsas, productos enlatados, cubos de caldo, sopas…). Aunque la FDA lo considera relativamente seguro, también ha recibido muchos informes de personas que han sufrido reacciones negativas tras consumir alimentos que llevaban glutamato monosódico, como acúfenos, dolor de cabeza, sudoración, entumecimiento, hormigueo, náuseas, arritmias y debilidad, entre otros. 

Alcohol

Las bebidas alcohólicas perjudican gravemente a la audición por varios motivos:

  • El alcohol reduce el número de vasodilatadores, por lo que aumenta la presión arterial. Cuanto mayor sea el riego sanguíneo en el oído medio, mayor será el riesgo de percibir señales auditivas distorsionadas.
  • El alcohol puede permanecer en los fluidos del oído interno mucho tiempo después de haberlo consumido; esto no solo perjudica a la audición, también afecta al equilibrio y puede provocar vértigos y mareos.
  • El consumo habitual de alcohol afecta a la corteza auditiva del cerebro, responsable de procesar los sonidos. Con el tiempo, el cerebro no puede procesar todos los sonidos que escucha, y lo compensa generando «sonidos fantasma» o acúfenos. 
  • El consumo esporádico de alcohol también puede afectar de una manera indirecta a la audición. Cuando bebemos, toleramos mejor la música alta, debido a que la corteza auditiva no es capaz de procesar la música fuerte y el ruido; pero que no nos demos cuenta de lo alta que está no implica que no acabe dañando a las células del oído medio, pudiendo causarnos tinnitus y pérdida auditiva a largo plazo. Además, el alcohol deteriora los tejidos, acelerando el proceso de envejecimiento natural y con él, la calidad de la audición.

Tratamiento del tinnitus o acúfenos

Si percibes zumbidos o pitidos inexplicables en uno o ambos oídos, acude a un otorrinolaringólogo para que averigüe su causa y gravedad. Aunque el ruido sordo sea leve o lo percibas de vez en cuando, no lo dejes pasar. El trastorno puede ser un síntoma de un problema serio que puede agravarse con el tiempo.

El tratamiento dependerá de la causa del tinnitus, y puede incluir audífonos especiales, simuladores de bandas de sonidos, terapia de reentrenamiento de tinnitus (TRT), tratamiento para el bruxismo, extracción del tapón de cerumen, tratamiento dental, cambios en la medicación (si estás tomando algún fármaco ototóxico), terapia cognitiva conductual, retroalimentación neurológica… Además, en muchos casos serán necesarios tratamientos para aliviar trastornos asociados a los acúfenos, como el insomnio, la ansiedad y el estrés.

Si su causa es el descenso de estrógenos y progesterona causado por la menopausia, no es recomendable que te sometas a la terapia de reemplazo hormonal (TRH). Según un estudio realizado en Estados Unidos sobre 80.000 mujeres, el uso de la TRH en mujeres de edad avanzada aumenta el riesgo de pérdida de audición. Por otro lado, como hemos explicado en este artículo, la TRH está contraindicada en algunos casos y en otros, puede provocar efectos secundarios como dolores de cabeza y náuseas y aumentar el riesgo de sufrir cáncer de mama y accidentes graves como un ictus o un ataque al corazón.

Consejos para reducir los acúfenos

Vitaminas y minerales

  • Vitamina B12. La vitamina B12 es un nutriente esencial que interviene en distintos procesos como el mantenimiento del sistema nervioso central, la formación de los glóbulos rojos y el metabolismo de las proteínas. Su carencia puede provocar enfermedades neurológicas como la falta de equilibrio, el entumecimiento y hormigueo de pies y manos, demencia y depresión. Este nutriente se encuentra en productos de origen animal, sobre todo en las almejas y en el hígado de vacuno, y en menor cantidad en caballa, sardinas, productos lácteos y huevos.
  • Magnesio. Este mineral es muy importante para el correcto funcionamiento del cerebro, músculos, huesos, sistema nervioso y metabolismo. Además, regula la disposición de otros minerales y es esencial para la producción de energía. La carencia de magnesio puede provocar hipertensión, problemas musculares (calambres, hormigueo, entumecimiento), cansancio, debilidad, ansiedad y estrés. Si además de sufrir acúfenos, te sientes débil, cansada y ansiosa, aumenta el consumo de alimentos ricos en este mineral como la cúrcuma, los frutos secos (almendras, avellanas, cacahuetes, pipas de girasol, pistachos, semillas de calabaza), legumbres (soja, garbanzos y judías blancas), bulgur, cebada, germen de trigo, quinoa, avena y verduras de hoja verde (acelgas, alcachofas, espinacas). 
  • Zinc. El zinc es un oligoelemento que potencia la unión de la progesterona con sus receptores en el endometrio. También participa en la división y crecimiento de las células, en la cicatrización de las heridas, en el buen funcionamiento de la vista y el olfato, y en el fortalecimiento del sistema inmunitario. Los alimentos que contienen mayor cantidad de zinc son ostras, cangrejo, huevos, carne de cerdo, semillas de calabaza, garbanzos, cacahuetes y chocolate negro. Si quieres saber la cantidad diaria recomendada (CDR) de cada nutriente, así como de otros que previenen la aparición de trastornos relacionados con la menopausia como retención de líquidos, sofocos, osteoporosis, deterioro de la capacidad cognitiva (memoria, concentración) y afecciones emocionales como el estrés, ansiedad y la depresión, encontrarás toda la información en este artículo.
  • Melatonina. La melatonina es una hormona que interviene en la regulación del sueño. Por lo general, el cuerpo produce la suficiente, pero suelen recetarse suplementos para tratar trastornos temporales como el insomnio o los desfases horarios. Aunque tomar melatonina de manera puntual suele ser seguro, puede presentar interacciones con otros medicamentos y causar efectos secundarios como mareos, dolor de cabeza, somnolencia, náuseas, confusión y desorientación. Según un estudio realizado en 2012, la melatonina plasmática baja y la vitamina B12 tienen una correlación significativa con el desarrollo de tinnitus entre los ancianos, y el consumo de suplementos puede ser útil para el tratamiento de los acúfenos. Consulta con tu médico si es recomendable que tomes suplementos de melatonina, ya que está contraindicada en algunos casos, como sufrir una enfermedad autoinmunitaria. 
  • Ginko Biloba. Las hojas de Ginko Biloba mejoran la circulación sanguínea, por lo que el consumo de suplementos podría ayudar a reducir los acúfenos causados por un flujo sanguíneo deficiente. Consulta a tu médico si es recomendable para ti y cómo tomarlo. 

Combate el estrés

Aléjate de lo que te lo provoca, realiza actividades que fomenten tu creatividad, te hagan feliz y te proporcionen equilibrio mental y emocional (como el yoga o el taichí), mantén el contacto con la naturaleza, recurre a la meditación y al control de la respiración en momentos en los que el estrés te supere o los acúfenos no te permitan descansar y busca ayuda profesional si piensas que tienes un trastorno que afecte a tu salud mental, como la ansiedad o la depresión. 

Deja de fumar

No solo protegerás a tus oídos, sino también al resto de tu organismo. El tabaco aumenta el riesgo de tener un ictus (primera causa de moralidad femenina), enfermedades cardiorespiratorias, diabetes, cáncer (incluyendo el cáncer de mama) y, como vimos en este artículo, trastornos que afectan a nuestro suelo pélvico (como la hipertonía pélvica, la incontinencia urinaria), problemas menstruales (como infertilidad, vaginitis y adelanto de la menopausia) y sexuales (lubricación, sensibilidad del clítoris y respuesta al estímulo erótico). 

Protege tus oídos

No pongas la música muy fuerte (menos aún si usas cascos) ni subas el volumen de tu televisión u ordenador por encima del recomendado. Usa protección auditiva en tu trabajo (si es ruidoso) y cuando vayas a lugares con música fuerte (conciertos, discotecas) o con ruidos intensos (petardos, armas de fuego). Recuerda que los sonidos altos y los ruidos intensos son, además de la primera causa de tinnitus, factores determinantes para la pérdida de audición. 

Prueba el ruido blanco y el ruido rosa

El ruido blanco y el ruido rosa son sonidos de baja, media y alta frecuencia que se reproducen juntos al mismo nivel de intensidad, enmascarando otros sonidos, por lo que ayudan a bloquear los acúfenos, permitiendo descansar por la noche y cuando necesites paz. Hay diferentes aplicaciones de sonido gratuitas (y de pago) que puedes descargar en tu móvil, como Tinnitus Sound Therapy, Tinnitus Sound, Terapia de sonido de tinnitus… que te ofrecen gran variedad de música instrumental, ruido blanco, sonidos de animales, de la naturaleza (como olas, cascadas, lluvia, crepitar de una hoguera…) para que los escuches cuando los necesites.

Busca apoyo

Finalmente, pueden servirte de gran ayuda los grupos de apoyo de afectados por tinnitus (en este enlace encontrarás un listado de los existentes en España y América) y sus asociaciones, como la Asociación de Personas Afectadas por Tinnitus (APAT), en las que encontrarás herramientas muy útiles como manuales, publicaciones sobre los avances científicos, actividades o foros. 

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