Masturbación, orgasmo y suelo pélvico: el trío perfecto
El suelo pélvico femenino tiene una gran importancia en las relaciones sexuales, aunque muchas mujeres solo lo relacionan con la función de orinar porque una de las disfunciones más habituales que aparecen cuando está debilitado es la incontinencia urinaria.
Es cierto que este conjunto de músculos y tejidos conjuntivos, que se encuentra ubicado en la parte inferior de la cavidad abdominal, cumple la función de continencia de los esfínteres para que haya una correcta micción y defecación, sostiene la vejiga, el útero, la vagina y el recto, y participa en el control de las contracciones involuntarias que pueden darse cuando, por ejemplo, estornudamos o tosemos.
Pero el suelo pélvico o perineo también cumple funciones relevantes a nivel reproductivo y sexual: a nivel reproductivo, actúa como sostén durante el embarazo y facilita el parto; y a nivel sexual, controla la sensibilidad de nuestros órganos sexuales, la excitación y la lubricación vaginal, la erección del clítoris y la intensidad de los orgasmos.
Si queremos tener una vida sexual activa, placentera y saludable, debemos mantener nuestro suelo pélvico sano fortaleciendo el músculo pubocoxígeo de la manera correcta.
De este modo, tendrá una buena irrigación sanguínea, estará tonificado y las paredes vaginales podrán contraerse adecuadamente, incrementando el placer durante las prácticas sexuales (incluyendo la masturbación en solitario) y la calidad e intensidad de los orgasmos.
Suelo pélvico y orgasmo
Master y Johnson estudiaron la respuesta sexual humana, es decir, los cambios físicos y hormonales que se producen ante un estímulo sexual y los clasificaron en cuatro fases: excitación, meseta, orgasmo y resolución. A nivel estrictamente biológico y genital, de la fase de excitación a meseta se produce un incremento paulatino de la irrigación sanguínea, de la lubricación y de la tensión del músculo pubocoxígeo.
A medida que aumenta la excitación sexual, las paredes vaginales se lubrican, alargan, ensanchan y (al igual que los labios menores) adquieren una tonalidad rosa púrpura; el clítoris aumenta de tamaño y su glande puede llegar a duplicar su volumen, provocando que los labios se separen.
En la fase meseta, en la que la circulación sanguínea, lubricación y enrojecimiento están en su punto álgido, el músculo pubocoxígeo adquiere mayor relevancia, sobre todo en lo relativo al estrechamiento de la abertura de la vagina y las contracciones de sus paredes.
En la fase de orgasmo, la vagina se estrecha aún más y los músculos del suelo pélvico se contraen rítmicamente, intensificando el placer sexual y la calidad del clímax. Finalmente, en la fase de resolución o post-orgásmica, aunque la presión sanguínea desciende y los músculos se relajan, las mujeres podemos disfrutar de multiorgasmos con la estimulación adecuada.
Como puedes ver, la salud del suelo pélvico es determinante para un mayor disfrute de las relaciones sexuales tanto en solitario como en compañía, porque los tejidos estarán tonificados, la circulación de la sangre será fluida, así como la lubricación, y la tensión adecuada de la musculatura permitirá un contacto más estrecho, más placer y orgasmos más intensos.
Puedes fortalecer tu suelo pélvico con ejercicios Kegel, masaje perineal, ejercicios hipopresivos, electroestimulación, ejercitadores del suelo pélvico específicos basados en la biorretroalimentación y… masturbándote hasta disfrutar de un orgasmo… o dos. Sí, masturbándote, porque el orgasmo y el suelo pélvico forman un círculo vicioso que se retroalimenta.
Orgasmo y suelo pélvico
Un suelo pélvico saludable propicia una vida sexual gratificante y viceversa; por ello, los especialistas aconsejan una vida sexual activa para mantenerlo sano.
La excitación y el orgasmo aumentan la irrigación sanguínea tonificando los músculos y tejidos; las contracciones involuntarias y rítmicas de los músculos del suelo pélvico, la vagina, el útero y el esfínter anal que se experimentan durante el orgasmo los ejercitan, así como al músculo puboccígeo, contribuyendo de este modo a la disminución de la abertura vaginal que se encuentre dilatada por causas como la hipotonía o un parto traumático.
Las contracciones orgásmicas también fortalecen la musculatura involuntaria que supone el 80% de los tejidos del suelo pélvico y que no pueden trabajarse con masaje perineal ni realizando ejercicios Kegel.
Por otro lado, la penetración y el orgasmo evitan la atrofia vaginal tanto en la menopausia como tras una histerectomía (extirpación del útero) debido al masaje estimulante del pene (o un juguete sexual) en el suelo pélvico.
Masturbación para ejercitar el suelo pélvico
El proceso de reconocimiento del suelo pélvico y la masturbación están íntimamente ligados de un modo natural. Seguro que cuando te masturbas vaginalmente con los dedos habrás notado que, cuando te acercas al orgasmo y durante este, las paredes vaginales se estrechan a su alrededor, palpitan y tienen contracciones.
De hecho, uno de los métodos para localizar el músculo pubocoxígeo consiste en introducirte un dedo en la vagina y luego contraer el músculo, mantenerlo tensado y relajarlo.
Como ya hemos visto, el clímax y el suelo pélvico se retroalimentan, por eso la masturbación es una manera saludable de mantenerlo tonificado, así como de conocernos a nosotras mismas y romper barreras mentales para aprovechar otros beneficios que proporciona el orgasmo como la reducción del estrés y la ansiedad, la regeneración celular, ósea y muscular, la disminución del riesgo de desarrollar enfermedades coronarias, el fortalecimiento del sistema inmunitario, la revitalización de la piel… y el placer, mucho placer.
Técnicas masturbatorias para el suelo pélvico
Antes de empezar, prepara un espacio íntimo y personal, libre de intromisiones y distracciones. Túmbate en la cama bocarriba, flexiona las rodillas y separa un poco las piernas.
Acaríciate el clítoris hasta excitarte y usa lubricante si lo consideras necesario (además, el placer será más intenso). Introduce un dedo (o dos) en tu vagina, contrae el músculo pubocoxígeo hasta que sientas como te oprime el/los dedo/s, mantén la tensión unos tres segundos, relájalo y repite el proceso hasta que llegues al clímax.
También puedes masturbarte con juguetes sexuales. Muchos fisioterapeutas especializados en el suelo pélvico los emplean, utilizando un tipo u otro de juguete, así como una intensidad vibratoria determinada, según la zona que quieran tratar.
Si quieres trabajar las paredes internas de la vagina, escoge uno con forma fálica y de un tamaño que te resulte cómodo; si lo que quieres es fortalecer el cierre vaginal y la musculatura superficial, utiliza vibradores de tipo bala o huevo.
Tanto si te masturbas con los dedos como si lo haces con un juguete sexual, no te lo tomes como un entrenamiento: explora tu vulva, tu clítoris, tu vagina, su entrada, sus paredes… céntrate en las sensaciones que experimentas, conócete, disfruta y no te obsesiones con el orgasmo. Si llegas al clímax, mejor; si no, la excitación y el placer habrán aumentado la circulación sanguínea, mejorando la tonicidad de los tejidos.
Tampoco te obsesiones con el ejercicio en sí, sobre todo cuando utilices juguetes, y jamás te excedas de 10/15 minutos en el ciclo de contracción/mantenimiento/relajación, porque puedes sobretensionar la musculatura y/o fatigarla, corriendo el riesgo de dañar el suelo pélvico.
Disfunciones del suelo pélvico
Un suelo pélvico débil o poco tonificado (hipotonía) provoca disfunciones, sí, pero también uno con exceso de tono y tensión muscular (hipertonía).
La hipotonía provoca que los órganos desciendan e incluso prolapsen (caigan) a través de la vagina, reduciendo su sensibilidad hasta el punto de causar anorgasmia (ausencia de orgasmo); y las lesiones traumáticas como los desgarros de la musculatura y operaciones como la histerectomía o la episiotomía (incisión quirúrgica en el periné para facilitar el parto) provocan cicatrices y alteran la sensibilidad, pudiendo causar dolor durante las relaciones sexuales.
Por su parte, la hipertonía o exceso de tono o tensión muscular influye en el disfrute de las relaciones sexuales de manera directa, pudiendo causar dos de las disfunciones sexuales más habituales en las mujeres: el vaginismo y la dispareunia.
El vaginismo es la contracción involuntaria de los músculos del suelo pélvico que provoca un dolor intenso, ardor o quemazón vaginal, dificultando o imposibilitando las relaciones sexuales. En cuanto a la dispaurenia, es un dolor intenso en la zona vaginal (tanto en la entrada como en su interior) que se percibe como irritación, ardor y/o quemazón, durante o después del coito.
Menos común que el vaginismo y la dispareunia, pero también provocada por la hipertonía, es la vulvodinia, que se manifiesta como una molestia, ardor, irritación o dolor en la zona que rodea la abertura de la vagina (vulva) que dificulta o impide las relaciones sexuales.
Generalmente, pensamos que los ejercicios Kegel y los hipopresivos son buenos para todas las mujeres, pero es un grave error. Si los realizas de una manera incorrecta o te excedes, puedes ocasionar o agravar la hipertonía del suelo pélvico e incluso lastimarlo, por eso es de vital importancia que antes de hacer cualquier ejercicio o contracción para tonificar los músculos del suelo pélvico, vayas a un especialista que te indique qué tratamiento es el adecuado para ti.
Con esto no te estoy diciendo que masturbarte se encuentre al mismo nivel que este tipo de ejercicios, sino que no te lo tomes como si estuvieras entrenando en el gimnasio, sobre todo cuando utilices juguetes sexuales y hayas percibido, con anterioridad, síntomas indicativos de alguna dolencia, ya que puedes agravarla según el tipo de juguete y sus características vibratorias.
Si es tu caso, por favor, acude a un especialista para que te haga un diagnóstico personalizado.
Brenda B. Lennox es el seudónimo de una escritora con varios premios literarios a su espalda. La máscara que le permite mostrar su lado más salvaje en textos eróticos que destilan crudeza no exenta de humor negro y poesía. La firma que avala su compromiso con la sexualidad y la salud femenina en artículos para medios como Volonté o Intimina.
Qué maravilla encontrar posts así, sin tabús ni chorradas, en los que no se entiende la sexualidad solo como acotada al coito y a la penetración. Gracias!
¡Gracias por tu comentario sincero! Nos alegramos de que hayas disfrutado este artículo. Saludos cordiales.
Gracias por este artículo, en mi caso, quiero aportar mi experiencia y puedo decir que al tener relaciones sexuales periódicas durante la semana es cuando noto al toser como ha desaparecido el pequeño escape de orina q antes me ocurría tras parto con gran episiotomia (provocó prolapso leve). Y lo bueno es q mi suelo pélvico lo impide automáticamente y noto q hace su función.
¡Buenos días, Adriana! Gracias por tu comentario aportando tu experiencia. Aunque comúnmente no se hable de ello, es imprescindible tonificar los músculos de nuestro suelo pélvico a cualquier edad ya que nos ayudan a orinar, defecar (o contener) y a la hora de parir. Que tengas un buen día.
Buenísimo post!! Me encantó.
Buenas, yo tengo incontinencia de esfuerzo. Y no sé qué hacer. Si me pueden dar consejo.
Muchas gracias.
Un saludo
Hola! Lamento escuchar que has tenido este problema. La opción más segura es que discuta su situación específica con un profesional médico, ya que ellos podrán brindarle el mejor consejo. Saludos!
Hola, me gustaría saber algo. Desde que me masturbe hace 3 días aproximadamente, empecé a notar que me arde mucho mi vagina en el lado izquierdo, también hace unos minutos me masturbe y otra vez me ardió mucho. Que podría ser y como podría solucionarlo? Por favor 🙂
Hola Michelle! Ya que esto que te sucede es un problema recurrente, lo mejor será que consultes con tu médico ginecólogo para poder determinar cual es la causa del problema.
muy interesante
muy interesante
Yo me masturbaba con un vibrador, y hoy me dijeron que tengo un poco abajo la vejiga y la matriz, el que siga masturbandome provocara que bajen más???
Hola Jeann! Lamentablemente nuestro artículo es meramente informativo y no tenemos una respuesta para tu pregunta. No obstante, te recomendamos acercarte a un médico de confianza que pueda asesorarte de acuerdo a tu condición.