Prevenir la incontinencia en el embarazo antes de que ocurra
Probablemente descubrir que estás embarazada sea una de las noticias más emocionantes que existan. Los meses siguientes serán un ir y venir de preparaciones que girarán en torno a la llegada del bebé: desde la elección de un obstetra/ginecólogo, hasta seleccionar las vitaminas prenatales adecuadas, pasarás mucho tiempo preparando tu cuerpo y a tu bebé, para dar a luz. Sin embargo, algo que muchas mujeres embarazadas se olvidan de hacer es prepararse para la incontinencia durante el embarazo, hasta que de repente, después de un estornudo particularmente fuerte, tienen un escape. Al menos el 42% de las futuras madres experimentan fugas durante el embarazo y el 38% sigue teniendo problemas de vejiga 8 semanas después del parto; por eso es importante evitarlas antes de que ocurran. Te dejamos aquí nuestros mejores consejos:
Ejercicios de Kegel
Durante el embarazo, las hormonas relajan los ligamentos para que el bebé pueda crecer. Estos ligamentos relajados y los kilos extra del bebé, pueden causar tensión sobre tu suelo pélvico, el grupo de músculos que sostienen los órganos pélvicos y ayudan a controlar la vejiga. Por eso los ejercicios de Kegel deben formar parte de tu rutina diaria, no sólo porque son cruciales para un embarazo saludable, sino también porque garantizan tu salud íntima para toda la vida.
Puedes usar ejercitadores de Kegel o dispositivos de Kegel inteligentes antes del embarazo para ayudar a fortalecer el suelo pélvico, y retomarlos después de 6 semanas de haber dado a luz para ayudarte a recuperar tu fuerza y tono vaginales. Sin embargo, no es recomendable usar estos productos durante el embarazo, por lo que si deseas hacer ejercicios de Kegel, te recomendamos que preguntes a tu médico sobre cómo llevarlos a cabo.
Aumento de peso saludable
El peso es un factor que contribuye a la incontinencia en general. Durante el embarazo, las mujeres con un IMC normal ganarán un promedio de 15 kilos adicionales, peso extra que como ya hemos dicho anteriormente, puede añadir tensión a los músculos del suelo pélvico y estos a su vez afectar a la vejiga y uretra, facilitando que ocurran las fugas. Por lo tanto, es importante que seas consciente de tu peso y que trabajes con tu médico para mantener ese aumento dentro de los parámetros saludables, por tu bien y el de tu bebé.
Ejercicios de bajo impacto
Mantenerse en forma es una parte importante para garantizar un embarazo saludable, tanto en términos de peso como de bienestar general. Sin embargo, para proteger tu suelo pélvico lo mejor es practicar ejercicios que no ejerzan demasiada presión sobre tu vientre como el yoga o la natación; esto ayudará a disminuir la tensión sobre los músculos pélvicos y te ayudará a controlar la vejiga mientras tu bebé crece.
Levantar objetos pesados también puede aumentar la presión en el abdomen y debilitar el suelo pélvico, por lo que debes evitarlo siempre que puedas. Si recoges algo, asegúrate de mantener una buena postura (mantener la curva interior natural de la parte baja de la espalda) y emplear tus músculos del suelo pélvico justo antes de levantar y mientras levantas. Y recuerda, ¡no contengas la respiración! Eso añade aún más presión en el suelo pélvico.
Una dieta equilibrada
Algunos alimentos y ciertas bebidas pueden irritar la vejiga durante el embarazo, especialmente las bebidas con cafeína. Evitar el estreñimiento también puede ayudar a detener las fugas antes de que sucedan: un intestino lleno puede ejercer presión sobre la vejiga y el esfuerzo en el inodoro puede debilitar el suelo pélvico. Habla con tu médico en tu próxima cita para ver si hay cambios que puedas hacer en tu dieta.
Es importante que comiences a pensar pronto sobre este tema, incluso antes de empezar a plantearte tu primer embarazo. Proteger y fortalecer tu suelo pélvico es importante no sólo para que éste esté saludable, sino también para garantizar una buena salud íntima toda la vida. ¡Nunca es demasiado tarde para empezar!
Por favor ten en cuenta que los consejos ofrecidos por Intimina pueden no ser apropiados para tu caso en particular. Consulta siempre con tu médico si tienes preocupaciones específicas relacionadas con tu salud.
