Protege a tus ojos de los daños oculares más comunes

Salud femenina | | Brenda B. Lennox

Los ojos son órganos sensoriales compuestos por varias estructuras (córnea, esclerótica, iris, cristalino, pupila, retina…) muy delicadas y especialmente sensibles a agresiones externas como la luz, el polvo, gases y humos tóxicos (incluyendo el tabaco), y microorganismos como bacterias y hongos. Sin embargo, no los protegemos lo suficiente de estas agresiones, en especial de los rayos ultravioleta o UV, que pueden causar enfermedades oculares como queratitis, conjuntivitis, pterigión y cáncer, o aumentar el riesgo de otros trastornos como cataratas o degeneración macular, que, en muchas ocasiones, son irreversibles.

Comprar gafas de sol en un mercadillo o puestos callejeros, tumbarse en la playa en días ventosos, tomar el sol sin proteger los párpados, aplicarse crema con sustancias irritantes y peligrosas para el organismo o bucear en piscinas, ríos y embalses con los ojos abiertos son algunas de las cosas que hacemos habitualmente sin darnos cuenta de lo peligrosas que son para nuestra salud. De hecho, las enfermedades causadas por el sol (tanto oculares como de piel) van en aumento, porque le restamos importancia a las advertencias sanitarias o no nos protegemos de manera adecuada.

Por eso, en este artículo veremos qué daños oculares pueden causar el sol, el viento, los protectores solares y el agua de piscinas, lagos, ríos, etc., cómo protegerlos y las claves para elegir unas buenas gafas de sol.

Daños en la conjuntiva por el sol

La conjuntiva es una membrana transparente que cubre la parte interna de los párpados y la parte anterior del globo ocular, cuyas funciones son facilitar que el párpado se mueva suavemente sobre el ojo, mantenerlo húmedo (participa en la formación de la lágrima) y prevenir la aparición de infecciones. Los dos trastornos de la conjuntiva más habituales en verano debido a la exposición al sol son el pterigion o palmera y la pingüécula: 

Pterigión o Palmera en el ojo

Un pterigión o palmera en el ojo es un crecimiento excesivo de tejido de aspecto carnoso y blanquecino, que por lo general comienza en la conjuntiva y se extiende poco a poco a la córnea, y que puede afectar a uno o ambos ojos. Por lo general, la palmera suele ser asintomática, es decir, solo se detecta cuando vemos esa masa carnosa blancuzca en el borde interno y/o externo de la córnea; aunque a veces puede inflamarse y causar síntomas como enrojecimiento, molestias (ardor, picor, sensación de cuerpo extraño o como si tuvieras una pestaña o arenilla), visión borrosa y menor agudeza visual.

Los factores de su aparición son la exposición al sol sin protección (en especial, a los rayos ultravioleta o UV) y la irritación crónica debida a la sequedad (el ojo seco es otra de las causas más habituales), al viento, al polvo y a sustancias químicas nocivas.

En principio, el tratamiento del pterigión incluye colirios antiinflamatorios y lágrimas artificiales; pero si avanza y se agravan los síntomas, puede ser necesaria una cirugía para extirparlo, aunque puede volver a formarse tiempo después.

Pingüécula

La pingüécula es una protuberancia de color amarillento y forma triangular, compuesta por grasas y proteínas, que se forma en la conjuntiva. Aunque también es benigna y parecida al pterigion, la mayor diferencia entre ambos es que este puede diseminarse y distorsionar la córnea, causar astigmatismo y cambiar el poder de refracción del ojo. 

Los síntomas son los mismos que los de la palmera (comienzo asintomático que puede evolucionar a enrojecimiento, irritación, sequedad y sensación de cuerpo extraño) y también los factores de su aparición (exposición al sol sin protección e irritación crónica debida a la sequedad, al viento, al polvo y a sustancias químicas nocivas), pero suele ser más común en personas mayores de 50 años.

Las opciones de tratamiento más comunes de la pingüécula son colirios, ungüentos y gotas humectantes, aunque puede ser necesaria la cirugía si no remiten la inflamación o las molestias o la pingüécula crece tanto que afecta a la visión (también puede volver a formarse pasado el tiempo).

Daños en la córnea por el sol

La córnea es la capa externa del ojo, transparente y curvilínea, que cubre el iris, la pupila y la cámara anterior, y cuyas funciones principales son actuar como escudo protector del ojo frente al polvo, gérmenes y otras agresiones externas, y controlar el enfoque y la entrada de luz al ojo. Los daños más comunes causados a la córnea por los rayos solares son el ojo seco y la queratitis o fotoqueratitis.

Ojo seco

El sol, el viento seco y cálido del exterior y también el del aire acondicionado (seco o húmedo) pueden inflamar la córnea y causar ojo seco o sequedad ocular, cuyos síntomas son lágrimas insuficientes o falta de lubricación ocular, enrojecimiento, sensación de tener algo dentro de los ojos, picor, ardor, sensibilidad a la luz, visión borrosa o fatiga ocular. Por lo general, las lágrimas artificiales resuelven este problema.

Queratitis o fotoqueratitis

La queratitis es la inflamación de la córnea, cuyos síntomas son lagrimeo, rojez o enrojecimiento, sensibilidad a la luz y visión borrosa. Aunque hay varios factores que pueden causar este trastorno, el más habitual en verano son los rayos ultravioleta o UV, que pueden llegar a causar quemaduras en la córnea aunque no se mire al sol directamente (basta con que incida en ellos el reflejo del sol en una superficie reflectante como el agua). El tratamiento de la queratitis por exposición solar dependerá de la gravedad de la inflamación y si se han producido o no quemaduras, y puede incluir lágrimas artificiales, ungüento antibiótico e incluso un parche en el ojo afectado.

Daños en el cristalino y la retina por el sol

El cristalino es una estructura del ojo con forma de lente biconvexa, situada tras el iris y delante del humor vítreo, cuya función principal es enfocar la luz que entra en el ojo para producir imágenes claras y nítidas en la retina. Cuando los rayos de sol lo atraviesan, pueden dañarlo y favorecer la aparición de cataratas, que impiden que la luz entre en él y por ello la visión se vuelve borrosa o nublada.

La retina es una capa de tejido sensible a la luz ublicada en la parte posterior del ojo, que nos permite ver. Cuando los rayos ultravioletas inciden en la mácula (zona situada en la parte posterior de la retina), pueden deteriorar los tejidos, acelerar el envejecimiento ocular y su degeneración. 

Cáncer ocular

La gravedad de esta enfermedad merece un epígrafe aparte. Aunque no sea tan conocido como el cáncer de mama o el de piel, los casos de cáncer ocular aumentan cada año porque no nos protegemos los ojos de los rayos solares. 

Los tumores, que pueden desarrollarse en los párpados o en el canto interno del ojo y extenderse a áreas circundantes, pueden ser peligrosos y desfigurantes, con el potencial de causar daños en los tejidos y ceguera. Además, de no localizarse a tiempo, pueden requerir una operación quirúrgica y poner en riesgo la vida si avanzan, siendo por ello vital la detección precoz. 

El problema radica en que algunos tumores no suelen generar síntomas tempranos, por lo que es imprescindible la prevención y acudir a una consulta anual con un oftalmólogo.

Cómo proteger tus ojos del sol

No mires directamente al sol ni a objetos reflectantes

Mirar directamente al sol (incluso aunque lleves gafas de sol, esté nublado o haya un eclipse) y a superficies en las que se refleja (agua, nieve, paredes muy blancas…) puede provocar lesiones en la retina (algunas irreversibles), fotoqueratitis y maculopatía solar, una lesión en la retina cuyos síntomas incluyen cefaleas o dolor intenso de cabeza, fotofobia, reducción de la visión y problemas en ella como discromatopsia (dificultad o imposibilidad para ver colores) y escotoma (ceguera parcial). 

Protégete siempre

  • Evita las horas de mayor intensidad solar, es decir, entre las 10 y las 17 horas. 
  • No te confíes en los días nublados; los rayos UV atraviesan las nubes y pueden dañarte.
  • Tampoco te confíes porque estés tomando el sol con los ojos cerrados, puede causarte cáncer en los párpados y graves lesiones en el globo ocular.
  • Aunque lleves gafas de sol, protégete también con viseras, sombreros o paraguas para el sol (están diseñados específicamente para bloquear los rayos UV) y procura estar a la sombra. 
  • Protégete también de los días ventosos; como hemos visto, el polvo y la arena pueden provocar afecciones oculares, así como la brisa cálida, que también puede quemarte.

Hidrata y limpia tus ojos

  • Lágrimas artificiales. Si notas sequedad, hidrata tus ojos con lágrimas artificiales. Su composición imita la de las lágrimas naturales y ayuda a mantener la humedad y estimula la circulación lagrimal. 
  • Suero fisiológico. También es muy efectivo el suero fisiológico (solución salina compuesta por sal y agua estéril), tanto para los casos de irritación y sequedad ocular (por sus propiedades lubricantes), como para la limpieza del ojo (expulsa objetos extraños y sustancias); de hecho, suele recomendarse para limpiarlos antes de aplicar un colirio o lágrima artificial. Aunque el suero fisiológico se encuentra dentro de recetas de remedios caseros, no es recomendable, porque no es simplemente una mezcla de sal y agua hervida, sino una solución estéril que debe cumplir con ciertos estándares de calidad y estar almacenada de un modo determinado para garantizar su seguridad y eficacia. 

Cómo escoger unas buenas gafas de sol

Consejos generales

  • Compra gafas de sol homologadas, con el sello de la Unión Europea, en un establecimiento oficial; si son de mala calidad pueden dañar tus ojos de manera irreversible. Ten mucho cuidado con las imitaciones; hay muchas tiendas y puestos callejeros en los que venden gafas de sol con una homologación falsa (el símbolo CE no implica que se haya pasado ningún control y además es fácilmente falsificable). De hecho, un estudio publicado por la Universidad Complutense reveló que el 90% de las gafas de sol de los mercadillos y puestos callejeros no protegen de los rayos solares. 
  • Es imprescindible que pongan que es nivel de protección frente a los rayos ultravioleta 100%. Por muy oscuras que sean las lentes (opacidad), si no protegen 100% frente a los rayos UV, acabarán dañando a tus ojos. Es más, una gafa de sol que disminuya la intensidad lumínica (por su color) pero no tenga protección 100% contra rayos UV es más peligrosa que no llevar ninguna, porque la pupila se dilatará dejando entrar mayor cantidad de radiaciones. 
  • Es cierto que las gafas de sol se han convertido en un complemento de moda, pero no debes olvidar que su función principal es proteger tus ojos. Si quieres evitar quemaduras, pterigión, cataratas, cáncer y pérdida de visión irreversible, escoge un modelo de gran tamaño o estilo envolvente que se adapte a tu rostro.
  • Por otro lado, gafas caras no son sinónimo de mayor calidad de lente; muchas marcas atienden al diseño de la montura y a una buena publicidad; lo que te debe importar es que las lentes bloqueen 100% los rayos UV.
  • Las gafas llevan un código del 0 al 4 relativo a la opacidad de la lente. El 2 es apropiado para ciudad en un día soleado, el 3 es fuerte y te permite ir a la playa en días soleados y el 4 te protege si estás en mar abierto y en zona montañosa o de nieve, aunque no te permite conducir.
  • Antes de comprarlas, observa bien la superficie de la lente y rechaza las que tengan rugosidades, burbujas, rayaduras o signos de deterioro; pueden dañar tus ojos.
  • Si necesitas gafas para situaciones de exposición extrema, como navegar, cámara de bronceado, nieve o montaña, consulta con un oftalmólogo para que te recomiende la adecuada, ya que las gafas de sol no protegen de ciertas fuentes de luz.

Consejos específicos para gafas graduadas

  • MUY IMPORTANTE. Si llevas gafas graduadadas no salgas a la calle con ellas, el cristal puede actuar como lupa. Utiliza siempre gafas de sol con tu graduación.
  • Pregunta en tu óptica qué color de lente es más adecuado para ti. Por ejemplo, las lentes marrones ofrecen un mayor contraste y descanso visual para los miopes, mientras que las verdes están más recomendadas para los hipermétropes.
  • Si tienes o tuviste afecciones (palmera ocular, queratitis, cataratas, etc.), te han operado de estas o hecho cirugía refractiva (por ejemplo, contra la miopía, hipermetropía, presbicia y/o astigmatismo), deberás llevar unas gafas de sol específicas. Pregunta a tu oftalmólogo cuáles son las indicadas para ti y si debes adoptar alguna precaución en especial.

Daños en los ojos por los protectores y cremas solares

Algunos bronceadores, protectores solares y cremas para después del sol o aftersun se disuelven con el sudor y el calor y entran en los ojos causando queratitis química, cuyos síntomas son la irritación de la córnea y la conjuntiva. Usa siempre productos específicos para el rostro y no los apliques en el párpado. 

Por otro lado, los protectores solares pueden contener ingredientes peligrosos para la salud en general por ser disruptores endocrinos y/o causar alergias. Evita los que lleven perfumes y las siguientes sustancias: BHT, Parabenos, Ciclopentasiloxano (D5), Etilhexil metoxicinamato (OMC), Benzofenona-3 (BP-3), Ethylhexyl methoxycinnamate, Octinoxate (octilmetoxicinamato), 4-Methylbenzylidene camphor (4-metilbencilideno alcanfor, 4MBC), Homosalate, Octisalate (ethylhexyl salicylate), Retinyl palmitate (palmitato de retinol) y PABA (ethyl-4-aminobenzoate, benzocaína) y OD-PABA (ácido octil dimetil aminobenzoico).

Daños en los ojos por el agua dulce y el cloro

El delicado recubrimiento del ojo está más expuesto a agresiones infecciosas y químicas que pueden causar infecciones e inflamaciones ocualares, de ahí que debamos tener especial cuidado cuando nos bañemos en piscinas, parques acuáticos, ríos y lagos. En el agua dulce hay microorganismos como bacterias, virus, amebas y protozoos que pueden causar infecciones y queratitis. 

Por otro lado, el cloro y otros productos desinfectantes que se echan en el agua de las piscinas para eliminar estos microorganismos pueden irritar el ojo y provocar infecciones e inflamaciones oculares, como la conjuntivitis infecciosa y la queratoconjuntivitis, cuyos síntomas más comunes son ardor, picor, dolor al abrir los ojos, enrojecimiento, sensación de sequedad o de cuerpo extraño, visión borrosa y sensibilidad a la luz.

Para prevenirlo, utiliza gafas de natación y buceo. Si no quieres usarlas, no abras los ojos debajo del agua, ni utilices lentillas (algunos microorganismos pueden quedarse en ellas y causar infecciones graves que requieran cirugía o avancen hasta la ceguera). Cuando salgas del agua, lávate bien la cara con agua potable, no te frotes los ojos y límpialos con lágrimas artificiales o suero fisiológico, en especial, si notas escozor, picor, rojez o molestias. Si estos síntomas continúan o se agravan, acude sin falta a un oftalmólogo.

Espero que este artículo te haya ayudado a conocer los riesgos de exponerte sin protección adecuada. No los minimices, cada año aumenta el número de personas con enfermedades oculares. Cuídate.

 

Fuentes:

MedlinePlus en español [Internet]. Bethesda (MD): Biblioteca Nacional de Medicina (EE. UU.) Pterygium. Ultima revisión 11/10/2022. 

MedlinePlus en español [Internet]. Bethesda (MD): Biblioteca Nacional de Medicina (EE. UU.) Pingüécula. Ultima revisión 11/10/2022. 

«¿Qué es la fotoqueratitis—incluida la ceguera de la nieve?». Escrito por Daniel Porter. Revisado por James M Huffman, MD. May. 16, 2023. American Academy of Ophthalmology.

«Radiación ultravioleta». Organización Mundial de la Salud.

«Los peligros del sol para los ojos». Daniel Perera. Centro Oftalmológico.

«Cloro en los ojos, ¿cómo afecta y qué hacer?». Dra. Verónica Ribas González. Médico Oftalmóloga. 28, Ene, 2021. Área Oftalmológica Avanzada.

«Consejos para elegir las mejores gafas de sol». Escrito por Kierstan Boyd. Revisado por J Kevin McKinney MD; Bill MacGillivray. Dec. 12, 2015. American Academy of Ophthalmology.

«El sol y tus ojos. Protección contra el daño de la visión». Revisado por Dra. Elizabeth G. Richard. Última revisión: Junio 2019. Skin Cancer Foundation.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *