Sextorsion: características del chantaje sexual

La sextorsion o chantaje sexual (amenazar con publicar material sexual si no se accede a las peticiones del sextorsionador) es uno de los ciberdelitos con más crecimiento en estos últimos años; de hecho, las estadísticas indican que se ha cuadriplicado en España y que uno de cada siete adultos lo ha sufrido (el porcentaje es muy superior en menores de edad).
Para frenar esta lacra, en este artículo veremos las características de la sextorsion, daremos consejos clave para protegernos de los sextorsionadores y pautas sobre cómo actuar en caso de que hayamos sido víctimas de chantaje sexual.
Qué es la sextorsion o extorsión sexual
La sextorsión es una modalidad de extorsión, en la que el chantajista o extorsionador amenaza a la víctima con difundir material erótico o sexual (fotografías, videos o conversaciones) si no accede a sus demandas, que suelen consistir en más material sexual, dinero o mantener relaciones íntimas en persona.
Por lo general, el sextorsionador obtiene el material «comprometido» a través del sexting, es decir, la víctima le envía voluntariamente fotos o vídeos de naturaleza sexual (desnudos, poses eróticas o sexuales) a través de Internet o el sextorsionador las obtiene grabando la videollamada o sesión erótica con webcam, sin que la otra persona lo sepa.
Aunque este sea el método más usual, el sextorsionador también puede obtener el material erótico o sexual sin consentimiento ni conocimiento de la víctima mediante la utilización de cámaras ocultas, control remoto de cámaras de vigilancia o webcams o métodos cibernéticos de control del ordenador o móvil.
También hay una modalidad de ciberdelincuencia que algunos califican como sextorsion, aunque no lo es en esencia, sino una estafa, ya que el delincuente no tiene material comprometido de la víctima, sino que envía correos de manera masiva a direcciones de e-mail (o cuentas en redes sociales o plataformas de mensajería, como whatsapp) obtenidas de manera fraudulenta, fingiendo que tiene material sexual de sus destinatarios y amenazando con divulgarlo si no recibe dinero (por lo general, bitcoins) a cambio.
Si el receptor no ha compartido nunca material sexual, detecta enseguida que es una estafa, pero si lo ha hecho, el delincuente siembra la duda (compartiendo algún dato adicional que tiene de esa persona, por ejemplo, una contraseña que se utilizó en el pasado y que también ha obtenido fraudulentamente) y puede conseguir que la víctima pague el chantaje.
Aunque la extorsiona no está contemplada en el Código Penal como delito específico, dependiendo de la conducta concreta del ciberdelincuente, puede ser sancionada como estafa, amenazas, coacciones, interceptación de comunicaciones personales, descubrimiento y revelación de secretos, trato degradante, abuso o agresión sexual, corrupción de menores e, incluso, pornografía infantil.
Consecuencias de la sextorsión o extorsión sexual
Psicológicas y emocionales
El sentimiento más común en las víctimas de sextorsion es la culpabilidad, por haber caído en la trampa del extorsionar. Es muy importante entender que la víctima no tiene la culpa; estos delincuentes suelen ser profesionales y además tienen muchos rasgos de la triada oscura (psicopatía, maquiavelismo, narcisismo); es decir, son egocéntricos, carentes de toda empatía, narcisistas y manipuladores, por lo que saben seducir y convencer a la víctima para que comparta material erótico y cualquiera puede caer en sus redes.
Otras consecuencias psicológicas muy habituales son ansiedad, ataques de pánico, indefensión, aislamiento, agorafobia y, en los casos más graves, depresión y tendencias suicidas. Si la persona que extorsiona sexualmente es una pareja, expareja o amigo, estos sentimientos se intensifican y pueden sumarse otros como sentirse traicionado, vulnerable y descorazonado, debido a la violación de la confianza y la intimidad que existía en esa relación.
Sociales
Por un lado, las consecuencias de la exigencia del sextorsionador, que puede incluir graves daños en la integridad, intimidad, derechos sexuales y económicos de la víctima, e incluso acciones penales (algunos sextorsionadores fuerzan a la víctima a obtener fotografías o vídeos de amigos y familiares para enviárselas, haciéndole partícipe de delitos como pornografía infantil, descubrimiento y revelación de secretos, etc.).
Por otro lado, las consecuencias de que el sextorsionador divulgue de todos modos el material comprometido, ya que expone a su víctima al escarnio y humillación social (sobre todo en círculos pequeños como pueblos, comunidades, colegios, entorno laboral) y al ciberacoso o acoso en las redes (amenazas, coacciones, acoso sexual…).
Estas consecuencias pueden atormentar a la víctima durante mucho tiempo, ya que siempre estará en alerta por no saber si el material sigue circulando por Internet y si volverá a interferir de nuevo en su vida online u offline.
Cómo protegerse de la sextorsion o extorsión sexual
No hagas cibersexo ni sexting
Todo lo que circule por Internet jamás saldrá de ahí, porque es imposible eliminar el material. Aunque se cumplan las exigencias de la sextorsion, en la mayoría de los casos los sextorsionadores acaban difundiendo el material en webs de pornografía; de hecho, desde 2009 proliferan webs dedicadas a recopilar y explotar comercialmente las fotos y vídeos que se han obtenido mediante sexting y cibervenganza, y en el caso de los menores, la Policía advierte que un altísimo porcentaje del material de las redes pedófilas se ha obtenido de esta manera.
Si aún así, quieres arriesgarte, sigue estos consejos:
- No envíes material en el que se te vea la cara ni ninguna señal que pueda identificarte (tatuajes, lunares, cicatrices, etc.). Lo mismo es aplicable a las sesiones de cibersexo por webcam o videollamadas; hay programas informáticos que permiten grabarlas y sacar fotografías.
- Desconfía de las personas a las que acabas de conocer en foros, redes sociales, aplicaciones de citas, etc., en especial si te piden enseguida fotos privadas. Es más, tampoco deberías confiar si te las piden después de varios días de coqueteo, pues los sextorsionadores saben cómo ganarse la confianza de su víctima y manipularla, aunque eso requiera tiempo.
- Si quieres dar un paso adelante y mandar una foto, envía una de una parte del cuerpo (nunca la cara) que no sea tuya (por ejemplo, generada por IA, obtenida de actrices porno, etc. ), niégate a mandarle otra y analiza su reacción; a veces es inmediata (en cuanto obtienen la foto, pasan al chantaje), otras suelen pasar varios días, pero si te mantienes firme en que no vas a mandar más, si es un ciberdelincuente, acaba mostrando sus verdaderas intenciones.
- No confíes totalmente en un conocido, amigo o pareja más o menos estable; casi un tercio de los encuestados en un reciente estudio de RMIT University afirmó que el sextorsionador era una expareja (pornovenganza) y uno de cada seis, que era una pareja actual; de hecho, los autores del estudio matizan que la sextorsion es muy común en los casos de maltrato, «para coaccionar a la víctima para que haga o deje de hacer algo, como permanecer en la relación, rechazar la custodia de los hijos o participar en un acto sexual no deseado».
Protege tu vida online
- No abras archivos ni enlaces sospechosos, los delincuentes los utilizan para distribuir maleare. Esto incluye los que te envíen extraños o suplantadores de identidad, los que encuentres en redes sociales (en especial, los que se han acortado con herramientas como TinyURL o Bitly) y descargas piratas (películas, ebooks, pdf, etc.).
- Utiliza contraseñas seguras, complejas y únicas para cada cuenta, no permitas que Google las guarde automáticamente y cámbialas periódicamente (los especialistas recomiendan que cada 6 meses máximo).
- Consigue una VPN, es decir, una Red Privada Virtual, porque brinda seguridad y privacidad entre Internet y tu ordenador, al cifrar la conexión y ocultar la ubicación, protegiéndote contra los hackers y las redes inseguras.
- Utiliza un buen antivirus con base de datos actualizada periódicamente, alta detección y bloqueo de malware (virus) y protección frente a phishing (ataques que intentan robar datos personales a través de sitios web falsos).
- Muchos dispositivos sincronizan las fotos y los vídeos por defecto, es decir, el material se conserva automáticamente en servicios externos (como OneDrive o Google); esto es peligroso porque pueden tener fallas de seguridad y son susceptibles de hackeos. Configura tus dispositivos de manera que las fotos y vídeos se queden en ellos y después de compartirlos durante el sexting o cibersexo, bórralos.
Protege tu webcam
El camfecting o hackeo de cámaras web (incluyendo la de las cámaras de seguridad del interior de las viviendas y los monitores de bebés) es una de las prácticas de ciberdelincuencia más habituales. Los capper acceden a los dispositivos y los controlan para grabar sin permiso, y luego venden o comparten las contraseñas de acceso o el material que han obtenido a otros capper o a webs especializadas en este tipo de material.
Para evitarlo, cambia el administrador y la contraseña predeterminada (la que configuró el fabricante), tapa la lente de la cámara de tu ordenador con un adhesivo opaco o apaga el terminal cuando no lo estés usando.
Cómo actuar ante una sextorsion o extorsión sexual
Denuncia
No cedas a la presión y denúncialo en una comisaría de la Policía Nacional. Cumplir con lo que te pide el sextorsionador no te garantiza que no acabe divulgando el material de todos modos (de hecho, un altísimo porcentaje suele compartir el material en webs especializadas en fotos obtenidas por sexting o medios fraudulentos).
Además, el sextorsionador pueden seguir chantajeándote durante mucho tiempo, pidiéndote más y más dinero o material sexual (tuyo o de amigos o familiares), porque sabe que seguirás dándoselo.
Guarda las pruebas
Guarda todas las conversaciones, correos, mensajes y cualquier dato que pueda ayudar a la Policía a investigar el delito y probarlo, incluyendo las fotografías o vídeos con los que te chantajea.
Puede que te dé vergüenza, pero los policías son profesionales y ese material no solo les ayudará a detener y enjuiciar al delincuente, también les permitirá buscarlo para saber si se ha difundido en Internet.
Protégete
Corta todo contacto con el sextorsionador. Es muy peligroso seguir interactuando con él; muchos pertenecen a bandas organizadas dedicadas a la ciberdelincuencia y los «lobos solitarios» son depredadores y manipuladores natos.
Busca ayuda psicológica
Un terapeuta o profesional de la salud mental podrá ayudarte a gestionar las emociones negativas. No lo dejes pasar, el trauma no tratado puede evolucionar a ataques de ansiedad o pánico, agorafobia, depresión y tendencias suicidas.
Ánimo, no estás sola. Busca ayuda (en este enlace del Observatorio de Violencia Digital podrás conseguir apoyo) y denuncia ante la Policía Nacional, para protegerte y sanarte y para proteger a futuras víctimas.

Gema Bocardo. Licenciada en Derecho, escritora y redactora. Apasionada de la criminología, la psicología y la sociología, ahonda en sus artículos sobre la importancia de conocerse a uno mismo y a los otros, y desarrollar habilidades efectivas de crecimiento personal, comunicación y relaciones.