Sexualidad ecológica: protege al planeta y a tu salud
El movimiento ecologista, defensor del medio ambiente y comprometido con la salud del ser humano en equilibrio con los ecosistemas naturales, cada día cuenta con más adeptos que reconocen la importancia de cuidar el planeta y no agravar la crisis medioambiental que lo devasta, así como la necesidad de cuidarse a sí mismos como parte de ese equilibrio, con una alimentación saludable, ejercicio regular, técnicas de relajación y mayor contacto con la naturaleza.
El ecologismo y sus principios también han cambiado el modo de vivir nuestra sexualidad, por eso, algunas empresas fabrican sus productos para que sean respetuosos con el medio ambiente y con la salud del ser humano: juguetes eróticos que se recargan con luz solar o a través de un USB, protectores menstruales no contaminantes, tanto en el proceso de fabricación como en los materiales empleados, incluyendo el fin de su vida útil como desechos, vibradores biocompatibles y libres de sustancias tóxicas para el organismo, geles lubricantes no testados en animales… todo un mundo que pretende conservar este en el que vivimos.
¿Cómo puedes sumarte al movimiento?
Evita las pilas
Las pilas contienen elementos tóxicos; aunque son reciclables, no todos los países disponen de plantas de reciclaje y el almacenamiento tras su uso no garantiza la neutralización; tampoco la garantizan procedimientos como la incineración, que libera las sustancias tóxicas en forma de gas a la atmósfera. Si además no se reciclan, su grado de contaminación es altísimo: una sola pila botón con mercurio es capaz de contaminar 600.000 litros de agua… y el organismo de los peces y bivalvos (moluscos) que no puede eliminarlo, por lo que será trasmitido al ser humano como siguiente eslabón de la cadena alimentaria.
Otros tipos de pilas también son contaminantes y perjudiciales: por ejemplo, una de litio contamina 175.000 litros de agua y las recargables usan cadmio, peligroso también para el medio ambiente y el ser humano, puesto que afecta a los riñones, sistema óseo y respiratorio y además provoca cáncer.
Aunque reciclar pilas es una opción eco-amigable (siempre y cuando se reciclen realmente y no se almacenen) no comprar productos que las necesiten es mejor opción. En el mercado existen juguetes sexuales y ejercitadores del suelo pélvico que funcionan baterías recargables por USB, y otros que funcionan con energía solar sin que eso afecte a su funcionalidad.
Evita el PVC y otros productos tóxicos
Muchos juguetes sexuales contienen policloruro de vinilo o PVC, un plástico cuyos componentes derivan del cloruro de sodio y del petróleo e incluyen cloro, hidrógeno y carbono. Aunque la industria niega efectos tóxicos en la salud y el medio ambiente, numerosas organizaciones entre las que se encuentra Greenpeace denuncian lo contrario.
La elaboración del PVC requiere estabilizantes, plastificadores, biocidas, pirorretardantes, materiales pesados (plomo, bario, estaño y Zinc entre otros), ftalatos, y otros compuestos orgánicos peligrosos que se liberan durante su uso y cuando se desechan; y aunque este tipo de plástico es reciclable, las plantas no reciclan determinados objetos fabricados con este material, como los vibradores o dildos.
Algunos fabricantes también emplean Bisfenol, ABS, Ftalatos (también conocido en la industria como DOP o DEHP) y Plastisol (un producto resultante de la combinación de PVC y Ftalatos) a pesar de ser sustancias consideradas tóxicas, carcinógenas y mutágenas por la Unión Europea.
Algunas organizaciones denuncian haber encontrado también estabilizadores de Zinc, Plomo, Estaño, Bario o Cadmio (Metales Pesados Tóxicos) que son absorbidos por la sangre de la persona que utiliza estos productos.
El problema es que aunque comprobemos los materiales de los que están hechos, evitando a toda costa los que indiquen que contienen Ftalato, Bisfenol A, PVC y ABS, a veces se omite información y/o se enmascaran sustancias perniciosas empleando siglas o términos en las etiquetas que dan a lugar a confusión.
Por ello, la elección más ecológica y saludable es comprar juguetes sexuales y ejercitadores pélvicos que estén fabricados con silicona de grado médico, es decir, silicona aprobada por la FDA (Food and Drug Administration o Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos) porque son biocompatibles, es decir, seguras para el cuerpo humano.
En cuanto a la repercusión medioambiental de su fabricación y posterior degradación, a diferencia del plástico, la silicona de grado médico no desprende gases tóxicos cuando se incinera y en el caso de que acabase en la naturaleza, se descompondría con los años en partículas inocuas para el medio ambiente.
Evita compresas y tampones
Según la Agencia Catalana de Residuos, una mujer usa de media a lo largo de su vida alrededor de 8000 compresas o 6000 tampones, lo que supone unos 228 kg de basura a los que hay que añadir los kg que generan el uso de salva slips y las compresas para pérdidas de orina.
Salvo los envases y envoltorios reciclables, la mayor parte de esa basura (que incluye aplicadores y tiras adherentes) acaba en vertederos o en el medio ambiente, en el que se mantiene como contaminante durante decenas de años (algunas fuentes señalan entre 300 y 500, dependiendo de la materia utilizada).
A esto hay que sumar el coste medioambiental que implica su fabricación con materiales como papel (deforestación), algodón (pesticidas y fertilizantes químicos) y productos tóxicos como las dioxinas (letal para animales pequeños).
Como os expliqué en el artículo sobre las ventajas de las copas menstruales en verano, determinados materiales empleados en el proceso de fabricación de algunas compresas y tampones como perfumes, lejías, resinas o agentes aglutinantes perjudican al medio ambiente y pueden resultar tóxicos o perjudiciales para nuestro organismo, causando infecciones, alergias, micro erosiones y enfermedades graves como el cáncer:
- Poliacrilato: asociado al Síndrome del Shock Tóxico o SST.
- Rayón: asociado al SST, además impide la transpiración de la vagina aumentando la posibilidad de contraer infecciones.
- Fertilizantes químicos y pesticidas: disruptores endocrinos (afectan al equilibrio hormonal) y cancerígenos.
- Dioxinas: derivadas del procedimiento del blanqueamiento con cloro, son un compuesto muy tóxico y contaminante, difícil de eliminar del organismo y del medio ambiente. Las dioxinas son disruptores endocrinos, cancerígenas y afectan a nuestro sistema inmunológico y reproductivo pudiendo causar dismenorrea, endometriosis o infertilidad, entre otros problemas.
Si bien es cierto que la mayoría de los fabricantes ha eliminado estas sustancias de sus productos y otros niegan su utilización o la justifican alegando que son cantidades ínfimas que no afectan al organismo, estudios como este realizado en 2018 por Women’s Voices for the Earth (WVE), organización sin ánimo de lucro que pretende denunciar y eliminar los químicos tóxicos que dañan la salud de las mujeres y sus comunidades, advierten de lo contrario.
El estudio, realizado en un laboratorio independiente con muestras de tampones de marcas conocidas, reveló que algunos contienen químicos tóxicos como cloruro de metileno, metiletilcetona, acetato de etilo, heptano, hexano, tolueno y disulfuro de carbono; este último, utilizado en la producción de rayón, aumenta las posibilidades de sufrir trastornos menstruales, menopausia precoz, alteraciones hormonales y problemas cardiovasculares y neurológicos en las trabajadoras de las plantas de fabricación. Asusta, ¿no es cierto?
Aunque Women’s Voices for the Earth reconoce que no hay suficientes investigaciones que determinen el impacto de estas sustancias en la salud de las mujeres que utilizan estos tampones, denuncia su existencia y se pregunta qué puede provocar su uso en nuestro organismo a medio y largo plazo. La verdad, yo también.
Alternativas a los productos de higiene femenina tradicionales
Conscientes de la demanda social generada por los defensores de la sexualidad ecológica, algunas empresas ofrecen opciones alternativas respetuosas con el medio ambiente y saludables para las mujeres: copas menstruales, compresas reutilizables de tela, bragas menstruales, y tampones y compresas fabricados con algodón ecológico y/o materiales biodegradables.
Aunque estas alternativas son ecoamigables, no están libres de perjudicar al medio ambiente.
En el caso de las compresas y tampones fabricados con materiales biodegradables, se están generando los mismos kg de basura por mucho que esta acabe desapareciendo con el tiempo; en cuanto a las compresas reutilizables de tela y las bragas menstruales, aunque algunas tienen una vida útil alta, deben lavarse a mano o en lavadora (previo lavado a mano para eliminar el grueso del flujo menstrual), con el consiguiente gasto de agua y energía.
Sin embargo, las copas menstruales tienen una duración de unos diez años y, a diferencia de las compresas y tampones que deben cambiarse máximo cada cuatro horas (cada ocho las bragas menstruales), pueden utilizarse durante doce horas, incluso con reglas copiosas, y el gasto energético es mínimo pues, tras vaciar el fluido menstrual, se lavan a mano con una cantidad razonable de agua.
Además, como hemos visto, cuando finaliza su vida útil, se destruyen sin afectar al medio ambiente.
En cuanto al material con el que están fabricadas y su repercusión en el organismo, la elección más saludable es una copa menstrual de materiales hipoalergénicos, preferiblemente de silicona de grado médico, un material no poroso hipoalergénico, sin látex ni toxinas y resistente al crecimiento de bacterias, que evita infecciones siempre y cuando se use y limpie de la manera adecuada.
Finalmente, en lo relativo a los salva slip y las compresas para pérdidas de orina, recuerda que los profesionales recomiendan que evitemos o reduzcamos el uso de los primeros porque afectan a la humedad vaginal, propiciando la aparición de infecciones y alergias; y en cuanto a las segundas, la debilidad del suelo pélvico causante de la incontinencia urinaria puede tratarse siempre que acudas a un profesional para que elabore un diagnóstico personalizado de tu caso y luego realices los ejercicios indicados para fortalecer tu musculatura.
Como puedes ver hay muchas opciones para que disfrutes de una sexualidad ecológica respetuosa con el medio ambiente y tu salud. Hagamos un esfuerzo por nosotras, por la Tierra, por todo lo que la habita.
Brenda B. Lennox es el seudónimo de una escritora con varios premios literarios a su espalda. La máscara que le permite mostrar su lado más salvaje en textos eróticos que destilan crudeza no exenta de humor negro y poesía. La firma que avala su compromiso con la sexualidad y la salud femenina en artículos para medios como Volonté o Intimina.